Desarrollarán un método molecular para identificar huevos de parásitos que infectan a niños y niñas


Toxocara canis y Toxocara cati son parásitos del perro y el gato que se pueden transmitir a las personas causando la enfermedad Toxocariosis humana. Los huevos del parásito presentes en las heces de estos animales, pueden encontrarse en el suelo y son fuente de contaminación ambiental. La Toxocariosis humana es una zoonosis de distribución universal, […]

Toxocara canis y Toxocara cati son parásitos del perro y el gato que se pueden transmitir a las personas causando la enfermedad Toxocariosis humana. Los huevos del parásito presentes en las heces de estos animales, pueden encontrarse en el suelo y son fuente de contaminación ambiental.

La Toxocariosis humana es una zoonosis de distribución universal, detectada con mayor frecuencia en niños y niñas, ya que por sus hábitos higiénicos y su contacto con animales constituyen el grupo más expuesto.
Cuando se habla de zoonosis se hace referencia a una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal al humano, a través de un patógeno zoonótico que pueden ser bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales.
En el caso particular de la Toxocariosis el agente es un parásito del género Toxocara. Existen varias especies dentro del género, siendo Toxocara canis (propia de los perros y otros caninos) y Toxocara cati (propia de los gatos y otros felinos) las especies más implicadas en la infección humana.
Hasta la fecha no se ha demostrado con certeza cuál de las dos especies (T. canis o T. cati) posee mayor peso epidemiológico en las infecciones humanas. Una de los principales impedimentos es que no hay procedimientos de rutina que permitan distinguir los huevos de ambas especies, ya que son indiferenciables al microscopio.
En los últimos años se han descripto numerosos métodos de biología molecular para lograr la diferenciación de los huevos, entre ellos, PCR, nested-PCR, PCR-RFLP, amplificación isotérmica y PCR en tiempo real.
Las pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) y todas sus variantes, son una forma rápida y muy precisa de diagnosticar ciertas enfermedades infecciosas. Las pruebas detectan el ADN o el ARN del patógeno (el organismo que causa la enfermedad).
La estudiante de Bioquímica de la UNNE Gimena Cura, pretende poner a punto una técnica sencilla y económica de PCR de punto final, seguida de digestión con enzimas de restricción, para la diferenciación de los huevos de ambas especies, y su aplicación en muestras de suelo.   
El desafío asumido por la estudiante le significó acceder a una Beca de Estímulo a las Vocaciones Científicas (EVC-CIN) con su proyecto “Caracterización molecular de huevos de Toxocara spp. presentes en suelos”, que estará dirigido por la Mgter. María de los Angeles López, y la Dra. María Viviana Bojanich, docentes investigadoras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura (FaCENA) de la UNNE y del Área de Inmunología del Instituto de Medicina Regional (UNNE).
“Este Proyecto permitirá desarrollar una herramienta para conocer el perfil epidemiológico de la Toxocariosis, además de completar los estudios ambientales, identificando los huevos del parásito a nivel de especie y reconociendo las fuentes de contaminación ambiental”, expresó la doctora López.
Por su parte, Gimena Cura aspira a que el estudio permita saber en qué medida están presentes los huevos de ambas especies parasitarias (Toxocara canis y Toxocara cati) en el suelo, contribuyendo al riesgo de infección, información útil para diseñar medidas de prevención y control.


Ciclo de infección. Los seres humanos, especialmente los niños pequeños, se infectan después de la ingestión accidental de huevos larvados infectantes presentes en la tierra o alimentos contaminados.
Las larvas se liberan en el intestino delgado, penetran la mucosa intestinal y son transportados por la sangre y los vasos linfáticos generalmente al hígado, también a pulmones, cerebro y globo ocular, causando inflamación y el desarrollo de granulomas.
Algunas larvas son destruidas por el sistema inmune, pero la mayoría solo detienen su crecimiento manteniéndose vivas y metabólicamente activas, permanecen en estado de latencia durante muchos años encapsuladas dentro de granulomas.
El ciclo del parásito muestra la importancia que tiene el suelo, ya que allí se efectúa obligatoriamente la maduración de los huevos hasta el desarrollo de la larva infectante. Para esa gestación, los huevos deben permanecer en el suelo entre 10 y 14 días, pudiendo perdurar viables por más de dos años si las condiciones de temperatura y humedad son adecuadas.
La contaminación del suelo es el indicador de riesgo de contaminación humana y por eso la importancia de determinar la prevalencia de huevos de T. canis en suelos de áreas de juegos de los niños, tanto de uso público como privado.
Los huevos infectantes de Toxocara spp. se detectan en el suelo de parques, plazas, patios, areneros, calles de tierra, con independencia de la temporada del año. Además, no se sabe cuál de las especies, T. canis o T. cati, está presente con más frecuencia en el suelo porque los huevos son similares, tanto en tamaño como en estructuras de superficie.
El trabajo de Gimena Cura, bajo la dirección de  María de los Angeles López, contará con el soporte del grupo de investigación coordinado por la Dra. María Viviana Bojanich, conformado por investigadores de la FaCENA y el Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste quienes están trabajando sobre diferentes aspectos de la infección humana y de la contaminación ambiental por Toxocara canis desde el año 1995.
Esta vinculación científica y la obtención de los objetivos planteados por la becaria, abriría la vía de nuevos estudios epidemiológicos que incluyan ensayos moleculares para saber cuál es el origen de la contaminación por huevos del parásito en cada área estudiada.








Sé el primero en escribir un comentario.

Deja un comentario