La siembra de girasol pudo crecer casi un 20% a pesar de la sequía y podría aportar USD 1.700 millones en exportaciones en 2023


La fuerte sequía que atraviesa el grueso del territorio nacional ha impactado de manera considerable en el agro

Hasta el momento es el único cultivo que finalizó la siembra sin sufrir recortes en área o producción. Estiman que la superficie sembrada alcanzó las dos millones de hectáreas y proyectan una cosecha de 3,9 millones de toneladas.

La fuerte sequía que atraviesa el grueso del territorio nacional ha impactado de manera considerable en el agro, provocando un desastre productivo en trigo con una cosecha que será un 50% menor a la del año pasado y ha puesto en serios apuros la siembra de soja y maíz. No obstante, algunos cultivos pudieron enfrentar de manera diferente esta situación y uno de ellos fue el girasol, cuya siembra culminó en los últimos días.

Esta oleaginosa a pesar de las condiciones adversas ha podido completar la siembra de dos millones de hectáreas a nivel nacional, cumpliendo así la expectativa inicial sin sufrir recortes. Esta superficie significa una expansión respecto a la campaña pasada de un 17,65% o unas 300.000 hectáreas más, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).

Si bien recién concluyeron los trabajos de implantación, al momento la estimación de producción es de 3,9 millones de toneladas, unas 400.000 toneladas más que en la cosecha anterior, siendo las regiones agrícolas que más aportarán el sudeste y sudoeste de Buenos Aires, y el sur de La Pampa, ya que en conjunto representan la mitad del girasol sembrado. En cuanto a la importancia económica, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó que las exportaciones del sector podrían alcanzar en 2023 unos USD 1.712 millones, en línea con lo despachado este año. Así, se espera que los embarques de aceite superen los USD 1.340 millones, los de harina/pellets los USD 238 millones y los de semillas unos USD 134 millones.

En diálogo con este medio, el presidente de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), Enrique Moro, puso de relieve el “cumplimiento de la expectativa de siembra, cosa que no es menor y que alcanzaron las semillas, que era una de las grandes intrigas que teníamos al principio de la campaña por la expansión que se esperaba. Hoy los cultivos se la están bancando y creo que el girasol va a poder expresar su nobleza y resistencia a condiciones adversas”.

Por más que se haya podido alcanzar las dos millones de hectáreas y todavía no se realizaron recortes a las proyecciones de producción, Moro sostuvo que el girasol “está sufriendo las mismas condiciones climáticas que los otros cultivos”, aunque planteó que “como es bastante rústico y se arregla con menos agua, está evolucionando bien. Proporcionalmente es el cultivo en el que, hasta ahora, menos se está manifestando el impacto de la sequía”. En este sentido, la BCBA destacó la proporción de cultivo en estado entre normal y bueno es del 84%, mientras que un 16% presenta condiciones de regular a mala, mientras que en lo que respecta a la condición hídrica del cultivo, el 79% cuenta con un estado entre adecuado y óptimo, mientras que el 21% presenta un estado entre regular y sequía.

Razones y futuro

Más allá de la mayor resistencia que plantea el girasol a la falta de agua, también hay razones económicas que impulsaron su crecimiento, entre ellas, la suba de los precios que se dieron a principios del año, de la mano de la guerra entre Rusia y Ucrania, que en conjunto representan cerca del 80% de las exportaciones mundiales de aceite.

En esta línea, Moro explicó que si bien antes del conflicto los precios internacionales de dicho subproducto ya mostraba una tendencia alcista, con la invasión se llegó al “valor récord de casi USD 2.000 la tonelada. Después, el mercado lo fue regulando a eso reemplazando con otros aceites al de girasol, como con el de palma. De todas maneras, hoy los precios a cosecha nuestra están 30% por encima Del valor del promedio internacional de la última década, rondando los USD 1.240 la tonelada, así que sigue siendo muy buen precio para alentar la siembra”.

Por su parte, el director de la consultora Zorraquín+Meneses, Teo Zorraquiín, explicó que la oleaginosa recuperó lugar por la renta y por el precio. “El año pasado llegó a valer USD 700 la tonelada de girasol en grano, cuando habitualmente valía USD 350. Hoy ese valor es de USD 450 la tonelada y en algunos casos, el girasol oleico que ocupa un nicho en determinadas regiones hay compradores que pagan un premio de USD 20 por tonelada”.

En cuatro a las oportunidades de crecimiento o de recuperar la superficie que supo tener hace algunas décadas, cuando tocó un máximo de 2,7 millones de hectáreas, Zorraquín lo considera un cultivo de “nicho”, ya que su siembra está limitadas principalmente en el NEAnorte de Santa Fe y el sur de la provincia de Buenos Aires y La Pampa, mientras que también se registran lotes en CórdobaEntre Ríos y el oeste de Buenos Aires.

“El girasol, a diferencia de la soja o el amoniaco, tienen ámbitos geográficos más delimitados. En cuanto a superficie puede crecer un 10% o 15% o achicarse en la misma proporción dependiendo de la campaña y las condiciones, pero no veo que vaya a ocupar lo que hoy ocupa la soja o el maíz”, expresó Zorraquín. Por su parte, Moro cree que en los próximos años “va a seguir creciendo el girasol, por una serie de motivos: en primer lugar, si se mantiene el precio 30% por encima del promedio y en segundo plano, por las cuestiones defensivas que adopta el productor cuando se dan años difíciles como este, convirtiéndose en una alternativa muy aguerrida”.








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