Serruya: “La elección es clave para definir cómo sigue la inflación”
El economista analizó las razones que llevaron a la desaceleración de 4,4 puntos porcentuales en la inflación del mes pasado, destacando la política de precios que logró contener al rubro Alimentos y bebidas; pero marcó que el dato de noviembre estará atravesado por el resultado electoral. El economista Rubén Serruya consideró “un dato más positivo de lo […]
El economista analizó las razones que llevaron a la desaceleración de 4,4 puntos porcentuales en la inflación del mes pasado, destacando la política de precios que logró contener al rubro Alimentos y bebidas; pero marcó que el dato de noviembre estará atravesado por el resultado electoral.
El economista Rubén Serruya consideró “un dato más positivo de lo esperado” al Índice de Precios al Consumidor (IPC) de octubre dado a conocer ayer por el Indec, con una suba mensual del 8,3%; y analizó los principales factores que fundamentaron esa desaceleración.
“Muchas encuestadoras privadas estimaban (el IPC de octubre) por encima del 9%”, recordó, y destacó que “el dato marca una desaceleración de 4,4 puntos porcentuales, respecto a los números de agosto y septiembre, que fueron de 12,4 y 12,7% respectivamente; y que estuvieron altamente marcados por las elecciones PASO y la pos devaluación”.
“Si bien se observa una marcada desaceleración, aún se mantiene en valores altos”, resaltó, y marcó que “en los primeros diez meses del año la suba acumulada de precios es del 120 por ciento y, en un año, llega al 142,7 por ciento”.
Respecto a los aumentos, el licenciado en Economía mencionó que “la mayor suba del mes se registró en el rubro Comunicaciones, que trepó un 12,6, producto de la suba de los servicios de telefonía e internet; y el de Prendas de vestir y calzado, que trepó 11% debido a una cuestión estacional, el cambio de temporada”.
Con respecto al rubro Alimentos y bebidas, donde estaba puesto el foco por ser el de mayor ponderación del IPC, explicó: “Había trepado 14,3% el mes pasado y ahora se desaceleró aproximadamente a la mitad, al promediar un 7,7%. En este caso, se lo puede atribuir a la estabilización del tipo de cambio oficial, que parece haber sido clave, pero además podemos agregar la política de acuerdo de precios”.
“Obviamente el dato de noviembre estará atravesado por el resultado electoral, en primera instancia porque lo que suceda en las elecciones va a impactar en el dólar, lo cual puede tranquilizar o dispararlo, y dicho resultado tendrá su impacto en los precios, por lo tanto, la elección es clave para definir cómo sigue la inflación”.
La dolarización
Por otra parte, acerca de la dolarización planteada como “solución” al problema de la alta inflación, Serruya enfatizó que un esquema así “provocaría una megadevaluacion con su impacto directo sobre los precios”. “Fíjense lo que sucedió pos PASO, y tuvimos como resultado inflación en 2 dígitos en agosto y septiembre. Imagínense que, para dolarizar la economía argentina, es necesario devaluar aproximadamente un 300% el peso, es decir, pasar de $950 a $3600 por dólar, lo cual provocaría una inflación muy por encima de los 2 dígitos”, explicó.
Por eso, fue claro al decir que “antes de pensar en dolarizar, es necesario unificar el tipo de cambio, acumular reservas y comenzar el sendero de crecimiento, inversiones productivas, acompañado por generación de empleo y recomposición de poder adquisitivo”.
Expectativas hacia 2024
Por último, el economista habló sobre las expectativas hacia el próximo año. “El 2024 es una oportunidad para nuestro país, no se prevé que haya sequía, lo cual permitiría acumular reservas. Este año perdimos entre 25.000 y 30.000 millones de dólares por la sequía. Reservas necesarias, no solo para pagar al FMI sino también para destinarlas a importaciones claves para la industria, pymes y productores agrícola-ganaderos. Eso posibilitaría aumentar la producción y, por ende, la oferta y llegar a sostener precios, ante una demanda constante”, analizó.
En esa línea, Serruya destacó que Argentina tiene “la posibilidad de generar una mayor independencia energética, con las inversiones necesarias en Vaca Muerta; a eso hay que agregar el avance del acueducto, el gasoducto y la industria del litio, que también aportaría al ahorro de reservas”.
“Creo que el 2024 es una oportunidad para Argentina, pero que dependerá mucho de lo que suceda en la elección del domingo próximo”, cerró.